martes, 23 de junio de 2009

De Juventudes y Jóvenes

Humberto Abaunza, Msc. [1] [2]
Junio 2009

I.- Las paradojas de los jóvenes de hoy
En el 2004, la CEPAL[3] puso en evidencia lo que se llamó las paradojas de los y las jóvenes iberoamericanos. En resumen destacó que los jóvenes de hoy:
- Tienen más acceso a la educación y menos acceso al empleo.
- Tiene más acceso a la información y menos acceso al poder.
- Tienen más expectativas de autonomía y menos opción para realizarla.
- Están mejor provistos de salud pero menos reconocidos en su morbi-mortalidad.
- Son más dúctiles y móviles pero más afectados por trayectorias migratorias inciertas.
- Son más aptos para el cambio productivo, pero más excluidos de este.
- Son considerados por unos, receptores de políticas y, por otros, protagonistas del cambio.
- Se ha expandido su consumo simbólico, pero se ha restringido su consumo material.
- Se debaten entre la autodeterminación y protagonismo por una parte, y la precariedad y desmovilización por otra.

Pero, ¿Qué es la juventud? ¿Qué son los jóvenes?

II.- Diversidad de perspectivas para aproximarnos al joven
Aunque tradicionalmente, se ha identificado la juventud como una ‘etapa de transición’ entre la niñez y la adultez,[4] en realidad existen diversas perspectivas para aproximarnos a lo juvenil.

Unas nociones conciben al joven desde: la incompletud (carentes de controles y límites, inmaduros, en construcción identitaria); la transitoriedad (de paso entre la niñez y la adultez, sin un lugar definido, en preparación para); la vulnerabilidad (portador del riesgo, susceptible al daño, tanto propio como a la sociedad); la peligrosidad (en tanto sujeto incompleto, transitorio y vulnerable es proclive por ejemplo a la violencia y/o la delincuencia). Indiscutiblemente, aquí prima la lectura de un sujeto problema, que por tanto requiere particular atención de las instancias sociales para encauzarles y adaptarlo socialmente.

Otra noción del joven que contrasta con la anterior es la de portador de una cultura específica (subcultura, culturas juveniles, microculturas, etc.). Desde esta perspectiva, por un lado, se estigmatizan las expresiones de los y las jóvenes y, por el otro, se reconocen sus culturas específicas y su valor de recreador de la cultura de su época.

Una tercera noción es del joven como actor de ciudadanía (depositario de la transformación social, motor del cambio, protagonista de la sociedad). Los y las jóvenes son considerados como sujetos de derechos, participativos, visibles en el escenario público, actores en el desarrollo y progreso de las comunidades.

III.- La noción de juventud es histórica y social
La juventud es entendida como una construcción social, en un tiempo y en un espacio determinado. No existe una sola manera de entender la noción de juventud.

La juventud es un período que se inicia con la capacidad del individuo de reproducir a la especie humana y termina cuando adquiere la capacidad de reproducir la sociedad.[5]

La noción de juventud se refiere a la edad social mientras que la noción de adolescencia se refiere a la edad biológica.

Se superponen las nociones de adolescencia y juventud. Se considera que la juventud engloba la adolescencia, pero la adolescencia no engloba la juventud.

La noción moderna de juventud surge a partir de las industrias culturales después de la segunda guerra mundial.

IV.- Los marcadores de inicio y fin de la juventud están cambiando
No hay consenso en delimitar a la población joven a partir de cierto rango de edad. Mientras Naciones Unidas los sitúa entre 15 y 24 años de edad, Nicaragua entre 18 y 30 años, Costa Rica entre 12 y 35 años, y Honduras entre12 y 30 años, solo para ilustrar algunos casos cercanos.[6]

El inicio de la juventud se ha asociado con la pubertad y los cambios que dicho proceso conlleva. El límite entre juventud y adultez se ha asociado al inicio de la vida laboral y la conformación de una nueva familia. Sin embargo, dependiendo de épocas y culturas, de clases sociales y grupos étnicos, el inicio del ‘tránsito’ es cada vez más pronto y/o del ‘paso’ a la adultez cada vez más largo.

No existe un mismo marcador para todos los países ni grupos sociales. Tiene que ver con las actividades que realizan (estudiar y/o trabajar), su grado de independencia y autonomía (económica y afectiva) y al rol que ocupan en la estructura familiar (hijo, jefe de hogar o cónyuge).

La juventud es una ‘etapa’ muy dinámica, que se encuentra hoy en proceso de reconfiguración, como efecto de las profundas transformaciones ocurridas en los últimos años.

¿Cuáles han sido esas transformaciones?

V.- Las transformaciones actuales
Algunos autores, consideran los cambios actuales como la configuración de un nuevo horizonte generacional.[7] ¿Cuáles son los aspectos que nos ayudan a comprenderlo?

Primero, la emergencia de las nuevas tecnologías de comunicación e información: los jóvenes actuales se encuentran conectados con el mundo a través de múltiples pantallas, privilegian el lenguaje audiovisual, hacen más uso de la tecnología que los adultos, la multimedia y el hipertexto son formatos distintos de conocimientos y son maneras distintas de conocer la realidad, está cambiando la forma de organizar y estructurar la comprensión del mundo y la manera de sentirlo, su pertenecía a grupos culturales públicos (rock, pandillas, etc.,) y privados (amigos, esquina, universidad) se complementan y dialogan con otras tendencias culturales en Internet en los cuales se globalizan.

Segundo, los desplazamientos de la socialización vertical (padres, maestros) a la socialización lateral (amigos, pares) y la socialización lúdica (televisión): por un lado, los hermanos mayores, los vecinos y los amigos de juegos cumplen las funciones de soporte cognitivo y de orientación, por el otro, la televisión adquirió la responsabilidad del entretenimiento y la educación de los niños y jóvenes, al mismo tiempo que se situó como la fuente de aprendizaje social, ocupando un lugar predominante en la adquisición de las nociones de sociedad y comportamiento público.

Tercero, las transformaciones en la producción de conocimiento: el desplazamiento de la escritura racional a lo lúdico audiovisual, el consumo intensivo de la televisión por parte de los jóvenes hace que la imagen releve al mundo de la escritura, el uso del Internet y de los cd-rooms como fuente más precisa de conocimiento conlleva un cuestionamiento a la autoridad basada en el conocimiento enciclopédico, la escuela está en crisis por haber sido concebida a principios del siglo pasado cuando el lenguaje imperante y vivo de la sociedad era el escritural y por encontrarse en desfase frente a las necesidades culturales y ciudadanas actuales.

Cuarto, la cultura masiva y la cultura juvenil: los medios de comunicación han pasado a ser el vértice de la construcción de la cultura contemporánea y de la cultura juvenil en particular, el lenguaje audiovisual es el lenguaje preferencial de las y los jóvenes, nuevas sensibilidades juveniles surgen en la interacción con las nuevas tecnologías de información y comunicación.

Quinto, la juventud como modelo y como target del mercado: se amplía y diversifica la oferta del mercado donde los jóvenes son los consumidores y la juventud el modelo a seguir, sin embargo, la incorporación de las juventudes latinoamericanas al mercado se produce en el marco de la tercera revolución tecnológica, de desarrollo de tecnologías que despliegan la individualidad y con un gran peso en la información y la expresión cultural.

VI.- De la juventud a las juventudes
Existe un cuestionamiento a la noción homogenizante de juventud en tanto desconoce la naturaleza variada de los sujetos y grupos que puede aglutinarse en torno a ella. Con la noción de juventudes se pretende dar cuenta de la diversidad y de la diferencia con el propósito de reconocer de partida, que los y las jóvenes no constituyen un sujeto social homogéneo.

Entre las categorías que dan cuenta de esta diversidad encontramos:
- Urbano – Rural: con la cual se pretende dar cuenta de los contrastes en los procesos de subjetivación que viven los sujetos según el contexto en el que se desenvuelven.

- Clase social: que permite identificar las especificidades de los y las jóvenes con relación al lugar que ocupan en la distribución de diferentes capitales: económicos, sociales, políticos y culturales.

- Género: que pone de relieve las formas en que culturalmente se constituye lo que es ser hombre y mujer en colectividades específicas.

- Orientación sexual: con el propósito de identificar las adscripciones identitarias que manifiestan formas singulares de asumir el deseo y la sexualidad.

- Étnico – Racial: para hacer referencia a los procesos particulares en los que emerge una condición juvenil en grupos étnicos.

- Discapacidad: para visualizar a las y los jóvenes que como condición de nacimiento o por un hecho accidental, ven alteradas algunas de sus capacidades físicas y mentales.

VII.- Adolescencia, moratoria social, generación y cultura juvenil
Algunas de las nociones más comunes en la comprensión de la juventud son: adolescencia, moratoria social, generación y cultura juvenil.

La adolescencia es entendida como un período de paso de la niñez a la adultez. Tránsito de un estado de total dependencia económica y social a un estado de relativa independencia. Refiere a un cuerpo en cambio: madurez sexual, evolución de procesos psicológicos, cambios en los patrones de identificación. La palabra adolescentes viene del latín adoléscens, ‘adolezco’, cuyo significado es ‘crecer’, ‘ir en aumento’, ‘tomar cuerpo’. Frecuentemente se le agregan adjetivos de carencia, impulsividad, falta de control. Esto conduce a las representaciones del joven como sujeto influenciable, peligroso y en búsqueda de su identidad. Se tiende a asumir lo adulto como ideal. Subyace una lectura de la juventud como “fase de crisis”. El presente de un joven no importa tanto como su inserción a un futuro en los lugares sociales esperados.

La moratoria social alude a la existencia de un ‘período de preparación’ del sujeto, de adquisición de los activos necesarios, antes de adscribirse al mundo adulto, insertarse en el sistema productivo, ser autónomo respecto a su familia de origen y fundar su propia familia. La educación se constituye en la garantía para la culminación de dicho proceso. Se consideran problemáticas todas las experiencias juveniles que no se inscriben en esta lógica.

La noción de generación se correlaciona con la idea de la juventud como motor del cambio social. La idea es que la sociedad hace uso de los grupos más jóvenes constituyéndolos en fuerzas revitalizadoras. El relevo generacional, hace referencia a nuevas generaciones convocadas a desarrollar la sociedad y corregir vicios y problemas anteriores. Otra acepción de la noción de generación pone el énfasis en el conflicto entre el mundo juvenil y el mundo adulto, caracterizado muy frecuentemente como opuestos y bipolares. El conflicto generacional es una relación directa entre las palabras joven y viejo, alude a una lucha entre quienes detentan poder y sus sucesores al interior de un campo determinado.

La noción de cultura juvenil se asume para conceptualizar ciertas agrupaciones de jóvenes. A partir de ella, nos imaginamos lo que las y los jóvenes son. Estudia la juventud en los contextos urbano. Las bandas juveniles en tanto subcultura emergente como respuesta a la desorganización social y la marginalidad. La cultura adolescente como la expansión de la sociedad de consumo. Las estéticas, sensibilidades, prácticas y rituales de las tribus urbanas.[8] Una subcultura es un ‘mapa de significación’ que hacen inteligible el mundo a sus miembros, desde la distinción o diferencia que los caracteriza frente al colectivo supuestamente ‘normal’.[9]

VIII.- Las representaciones adulta de las y los jóvenes
Los jóvenes son representados como un problema social. Personas en alto riesgo que demandan especial atención. Pandilleros, delincuentes, criminales, chinelas de gancho, masajistas, prostitutas, ignorantes, desarticulados de la vida social, económica y política del país.

Los jóvenes son considerados incompletos. En una etapa de incertidumbre. No son niños, pero tampoco son adultos. Inmaduros e incapaces de asumir responsabilidades. Con responsabilidades pero sin derechos.

Los jóvenes son vistos como el futuro del país. Depositarios de la esperanza de transformación social. Tienen la misión de llevar a cabo lo que los adultos, sus padres no lograron hacer.

Los jóvenes como portadores del cambio, revolucionarios e innovadores. Sujeto dinamizador del cambio social y político. Actor protagónico, agente de inconformidad y de resistencia. Sujetos del presente, del aquí y el ahora.

Los jóvenes como consumidores de productos culturales, de los medios de comunicación.[10] Se convierten en ‘target’ de las campañas publicitarias, intentando hacerles partícipes de un mercado de productos y ofertas culturales, políticas y sociales. Se les invita a consumir no sólo producto sino actitudes, maneras de ser, pensar y actuar en sociedad.

Adultos y adultas rinden culto a lo juvenil. Este culto se manifiesta en el culto a la lozanía, la adaptabilidad, el hedonismo y la vitalidad.

El ‘ser joven’ se convirtió en un bien preciado por los y las adultas. Se lucha con el gimnasio, las dietas, la moda, la música, los lenguajes, los espacios, en fin, con el consumo, para no dejar de ser joven.

Se inventan las nociones de ‘adulto joven’ y ‘juventud acumulada entre otras, con la esperanza de que la juventud no nos abandone.

IX.- Un vistazo a las y los jóvenes desde los proyectos
Un estudio realizado en el 2006 mostró que en los programas y proyectos que se realizaban desde-con-y para la juventud en Nicaragua coexistían varios paradigmas.

En muchas organizaciones de la sociedad civil, los proyectos partían del paradigma de la juventud como etapa de tránsito a la adultez, en consecuencia, la mayoría de sus acciones estaban orientadas hacia la extensión de la cobertura educativa, vía la asignación de becas o, hacia el uso sano del tiempo libre, a través de la promoción de ligas deportivas.

Por su parte, en los gobiernos locales y regionales privaba el paradigma del “joven problema” y de “los grupos en riesgos”, con los correspondientes proyectos y actividades para ‘reducir la violencia juvenil’ y ‘el consumo de drogas’.

En menor intensidad se observaron experiencias y acciones que privilegiaban la participación y ciudadanía juvenil, orientadas a la construcción de agendas juveniles, foros de juventud y planes municipales de juventud.

X.- La mirada de las y los jóvenes sobre la juventud
En una investigación realizada en los años 90[11] encontramos que para las y los jóvenes, la juventud era una:
- Etapa de cambios y transformaciones: cambios físicos relacionados con el desarrollo del cuerpo; sociales referidos a la ampliación de sus relaciones interpersonales; psicológicas vinculados a la madurez y responsabilidad; morales afín a la adquisición de nuevos valores sociales e individuales.

- Etapa de vitalidad, diversión y sociabilidad: expresando un conjunto de atributos positivos, de ahí la juventud es “la época más bella de todo ser humano”, “el período en el cual las energías sobran y el entusiasmo puebla”, “etapa de disfrute de la vida, diversión, aventura y goce de los placeres de la sociedad”, “momento de cultivar amistadas, de compartir y participar en diferentes actividades”.

- Etapa del amor y la atracción por el sexo opuesto: momento del despertar, del noviazgo, las caricias, los besos y las primeras relaciones sexuales.

- Etapa de decisiones y oportunidades: considera como el momento de “definición del rumbo que se le quiere dar a la vida”, de “proyectar qué es lo que se quiere ser”. El énfasis está dado al período de aprendizaje, estudio y preparación profesional como condición y posibilidad de inserción social.

- Etapa de exigencia social: constatando que la proyección de sus vidas a largo plazo, (¿Qué quiero hacer?)’ no está constituida de manera autónoma, sino que responde a una demanda social, y en particular a la pregunta adulta (¿Qué vas hacer?). El hacer está referido a una actividad, un oficio, una profesión, un hacer en el mundo.

- Etapa de tránsito a la adultez: el ‘ser joven’ concebido como un ‘ser transitorio’, marcado por la temporalidad, la “juventud como una oportunidad para el futuro”, “un tiempo de exigencias para llegar a ser alguien”, cada una de sus acciones condicionadas y en función de alcanzar su pleno desarrollo: ‘ser adulto’.

XI.- Pistas de aproximación a lo juvenil
De manera particular, es preciso apreciar sus propias sensibilidades, entre otras las siguientes:

Lo juvenil se funda en una actitud escéptica: muchachas y muchachos construyen organizaciones marginales, cada uno se ve remitido a así mismo, creen en la democracia de los pequeños grupos, viven transformando lo local sin necesariamente cuestionar lo global.

Lo juvenil se comprende desde el movimiento: son nómadas que buscan un lugar en el mundo, juegan con las normas, el consumo implica multiplicidad, simultaneidad, intermitencia, los jóvenes son viajeros, recuerdan lugares que nunca han visitado, coquetean con las voces de las y los locutores, importa el aquí y el ahora.

Lo juvenil expresa un nuevo régimen de percepción: se caracteriza por no estar centrado en el discurso, sino en imágenes, estilos, sentimientos y emociones, que finalmente estructuran argumentos y explicaciones.

Lo juvenil se junta en redes: las formas de significación juvenil –rock, pandillas, cuarto, bares, etc.,- son lugares que expresan un enorme deseo de justicia, revela la incapacidad adulta para comprender culturalmente los espacios de significación que van más allá del Estado, la comunidad, la escuela y la familia.

Los jóvenes como nuevos sujetos políticos: los procesos de violencia, silencio político, indiferencia social son nuevos mecanismos de participación social y nuevas formas de mediación social.

La identidad juvenil se posiciona como igualdad en la diferencia: son iguales pero diferentes, son lo uno y lo otro.[12]

XII.- Bibliografía:

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[1] Documento presentado ante el VI Comité Técnico Consultivo del Informe Centroamericano sobre Seguridad Ciudadana. Managua 02 de junio del 2009.
[2] Consultor del Informe Nacional de Desarrollo Humano, PNUD. Doctorante en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud de la Universidad de Manizales, Colombia.
[3] Ver CEPAL: La juventud iberoamericana. Tendencias y urgencias, 2004.
[4] Ver CEPAL: La juventud iberoamericana. Tendencias y urgencias, 2004.
[5] Ver CEPAL: Nuevos desafíos con los y la jóvenes de Iberoamerica, 2008.
[6] Ver Dina Karuskopf: La construcción de políticas de juventud en Centroamérica, 2002. Para el caso concreto de Nicaragua ver Abaunza, Humberto y Solórzano Irela: Las reglas de juego, 1994.
[7] Ver Sandro Macassi Lavander: Culturas juveniles, medios y ciudadanías, 2001.
[8] Ver Michael Maffesoli: Jóvenes: en el tiempo de las tribus, 2004.
[9] Ver Germán Muñoz: La comunicación en los mundos de vida juveniles, 2006.
[10] Ver Colombia Joven: Estado del arte sobre el conocimiento producido sobre jóvenes en Colombia 1985 – 2003, 2004.
[11] Ver: Abaunza, Humberto y Solórzano, Irela: Una causa para rebeldes, 1995.
[12] Ver Humberto Abaunza: Desafíos de la juventud nicaragüense, 2005.

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